Miúcha: CRÍTICA BUENOS AIRES
Miúcha: CRÍTICA BUENOS AIRES
Miúcha, su ciudad y sus tres poetas
Cálido tributo a Vinicius, Tom Jobim y Chico Buarque
Espectáculo musical a cargo de Miúcha (voz), acompañada por Leandro Braga (piano, arreglos y dirección musical), João Lyra (guitarra), Jamil Joanes (bajo) y Ricardo Costa (batería). Ciclo Cincuenta Años de Bossa Nova. Teatro ND Ateneo.
Nuestra opinión: muy bueno
Difícil encontrar un soporte poético y musical más sólido que el que eligió Miúcha para este recital. Difícil asimismo contar con una voz más autorizada para sumarse a un ciclo de celebración de los cincuenta años de la bossa nova.
Con la obra de tres poetas de la palabra y de la música -Vinicius, Tom Jobim y Chico Buarque- que no tienen secretos para ella porque la han acompañado desde siempre, Miúcha dibujó un itinerario que primero hizo foco en Río, su gente, su música y su inagotable bossa y más tarde exhibió una impronta más personal, casi autobiográfica diríamos, con canciones que constituyen algo así como la banda sonora de su vida, pública y privada. Así, supo dejar a un lado tanto la tentación nostalgiosa como la de hacer hincapié en los títulos más populares que, ya se sabe, son muchísimos en la producción de sus inspiradores, cariocas de ley como ella.
No es que faltara la recreación de clásicos felizmente inevitables -de "Corcovado" a "Eu sei que vou te amar"-, pero no quedan dudas de que uno de los mejores aciertos de la artista estuvo en el rescate de muchos títulos poco frecuentados y hasta en alguna revelación, como la estupenda versión francesa de "Eu te amo", que concibió su propio autor, Chico Buarque, sobre la tristona melodía valseada de Tom Jobim. Miúcha, que la cantó primero en el original portugués, se confesó tan enamorada de la adaptación que no sabe si preferir una u otra. Lo que confirma -como si fuera necesario- eso que ella misma diría poco después acerca de su hermano: "Es un gran detective de las palabras escondidas en las notas". Ese "Dis-moi comment", que Chico sólo cantó una vez, hace 14 años, en el Olympia de París, fue uno de los momentos de mayor emoción del show.
El buen gusto
El clima de encuentro cordial estaba instalado casi desde el comienzo. Apenas Miúcha concluyó su aterrizaje musical sobre Río enhebrando el "Samba do avião", de Jobim, con la eterna "Copacabana", de João de Barro, y antes de completar el panorama carioca de los tiempos de la bossa nova con "Fotografía", demostró que nada había perdido de su español en su reciente paso por Italia, como temía, e inició sus comentarios con ánimo relajado y espontáneo.
La afabilidad, la actitud sencilla y la sonrisa siempre dispuesta son marcas registradas de Miúcha. Como lo son su voz pequeña, que administra con sabiduría, su musicalidad y su gracia natural. El buen gusto reina en todas las interpretaciones, ya aquellas que le exigen compromiso emotivo -como "Maninha", que Chico le dedicó, o "Gente humilde", una de las más aplaudidas-; ya las que necesitan de su chispa, como "Outros sonhos", esa especie de sueño del futuro que en el arreglo de Leandro Braga trae reminiscencias de Cole Porter. Al buen gusto también contribuyó decisivamente el excelente cuarteto que la secundó, y que tuvo su hora de especial lucimiento con una elaborada relectura de "Sonho meu".
El final, como podía imaginarse en un ciclo de este carácter, fue para "Chega de saudade" y para Vinicius-Toquinho, cuyo "Sei lá, a vida tem sempre razão" dejó a media platea con ganas de seguir cantando.
Fernando López
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